Acrisio, rey de Argólida, tuvo una hija llamada Dánae y fue a un oráculo para conocer su futuro. El oráculo le predijo que moriría a manos de su nieto y, para evitarlo decidió que su hija no se casaría. La encerró en una torre de brronce, vigilada por guardias. Una noche Zeús, en forma de lluvia de oro a hacerle una visita. Al poco tiempo tuvo un hijo llamado Perseo. Acrisio al saberlo se enfadó mucho y como castigo metio a su hija y a Perseo en una caja de madera y la echo al mar. No tenían ni comida ni bebida, hasta que llegaron a la isla de Serifos.
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