Gea (la Madre Tierra) surgió del Caos, sin intervención masculina, engendró a las Montañas, al Ponto y a Urano. Urano dejó caer sobre Gea una fértil lluvia que penetró en sus hendiduras y le hizo producir hierba, flores y arboles. Esto mismo hizo fluir los rios y lagos.
Los primeros hijos de Gea y Urano fueron los Hecantónquiros (gigantes de cien brazos) llamados Briareo, Giges y Coto. Después los Cíclopes (salvajes de un ojo) llamados Brotes, Estéropes y Arges.
Los más importantes fueron los Titanes llamados Océano, Ceo, Crío, Hiparión, Japeto y Crono (es el más importante) y las Titánides llamadas Tía, Rea (la más importante), Temis, Mnemosina, Febe y Tetis.
Urano odiaba a sus hijos y los obligó a vivir en el Tártaro, un lugar tenebroso en el mundo subterraneo.
En venganza Gea persuadió a los Titanes a atacar a su padre, dirigidos por Crono, a quien ella armó con una hoz. Crono sorprendió a su padre, cuando se acercó a Gea y la envolvió por todas partes, y lo castró con la hoz, sujetando sus organos genitales con la mano izquierda (desde entonces es la mano de el mal agüero) y los lanzó al mar. Calleron sobre la Madre Tierra y parió a las Erinias (furias que vengan los crimenes de parricidio y perjurio), a los Gigantes (que recuperaban la fuerza cuando estaban en el suelo) y las Ninfas de los Fresnos. De las gotas de semen que calleron en el mar nació Afrodíta (nació de una concha, es la diosa del amor y la belleza).
Los titanes liberaron a los hijos de Urano y Gea y dieron a Crono la soberranía de la tierra. Sin embargo cuando Crono se puso al mando volvió a encerrar a los Cíclopes, a los Hecatónquiros y a los Gigantes en el Tártaro, tomó por esposa a Rea y gobernó sobre el mundo.
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